“LA INVASIÓN DE LOS NECIOS”



Umberto Eco decía que “las redes sociales han generado una invasión de imbéciles que le dan el derecho de hablar a legiones de idiotas que antes hablaban sólo en el bar después de un vaso de vino, sin dañar a la comunidad y ahora tienen el mismo derecho a hablar que un premio Nobel. Es la invasión de los necios.”

Resulta así que “el drama de internet es que ha promovido al tonto del pueblo al nivel de portador de la verdad.”

En efecto, las redes sociales han propiciado el surgimiento de una generación que siempre tiene algo que decir. Así, si alguien fue a comprar el pan y camino a la panadería tropezó con una bolsa de basura que dejó tirado la noche anterior, cogerá el celular y gritará a viva voz su molestia con las autoridades que no hacen bien su trabajo, indignada escribirá un post acusándolos de dejar tirada la basura, probablemente ganará mucho “likes”, y personas igual de indignadas comentaran el post solidarizándose con ella, insultando y agraviando a quienes no recogieron la basura.

Probablemente no existirán comentarios en los que se cuestione la actitud de aquella persona que dejó tirada la basura, tampoco se preguntarán si la persona que escribió el post está al día en sus obligaciones tributarias con la municipalidad, o si esta recogió la basura para evitar que otros chocaran con ella.

Sin importar la veracidad del contenido del post habrá personas que la compartirán. De manera que algo que parecía insignificante, propiciado por quien hace la denuncia, generará una corriente de opinión cimentada en una apreciación antojadiza y parcializada de la realidad. Pues no hay tiempo para pensar en la verdad.


Imagínense ahora que el bendito post esté relacionado con el sistema de justicia, dejemos volar nuestra imaginación y construyamos un caso hipotético: dos hermanos cierto día acuden ante un juez, digamos un juez de familia, uno de ellos denuncia al otro de estar malgastando el dinero de su madre, el otro responde que efectivamente su persona viene administrando dicho dinero, pero que desde muchos años atrás la parte denunciante cobraba el dinero y disponía del mismo; frente a tal controversia el juez revisa el expediente y advierte que la denuncia gira en torno al dinero de la madre, así que decide preguntar a los hermanos lo siguiente: ¿quién puede hacerse cargo de su madre sin cobrar y disponer del dinero de esta, mientras se realizan los trámites para que se le designe un curador? El denunciado responde que no podría asumir el cuidado porque no tiene un trabajo estable, la parte denunciante por su parte indica laborar casi todo el día por lo que no podría cuidarla. En ese contexto, el juez rechaza la denuncia al advertir que detrás de la denuncia no se encuentra la búsqueda del bienestar de la madre, sino la disponibilidad de su dinero.

Indignado por semejante “barbaridad”, la parte denunciante decide exteriorizar su frustración en un post, en el cual refiere que acudió ante un juez a pedir que se proteja a su madre, pero se le ha denegado dicha protección, agrega además encontrarse decepcionada con el sistema de justicia. Sin importar la veracidad de lo que está escrito, se producirá una catarsis colectiva en la que se repetirán frases como: “ese juez es un corrupto”, “seguro no has pagado”, “el sistema está podrido”, “poder judicial corrupto”, un sinfín de improperios y agravios para el sistema de justicia.

Así este pequeño post será compartido y llegara al muro de quien también perdió un proceso, y este no solo continuará con la cadena de propagación, sino que además agregara su experiencia; y lo mismo volverá a ocurrir cada vez que se tope con el muro de un litigante que no ganó su proceso.

Con todo ello la imagen de nuestro sistema de justicia seguirá decayendo, pero eso no es lo más grave, sino que dicha caída será consecuencia de una “verdad a medias”, antojadiza y parcializada. Probablemente esta ha sido una de las razones que ha propiciado la deslegitimación social del sistema de justicia.

Por eso es importante no dejarnos invadir por los necios, aquellos que nos cuentan las verdades a medias, aquellos que creen que es más fácil enlodar a un sistema que se cae a pedazos antes de asumir las consecuencias de sus propios actos.

El sistema justicia peruano vive su momento más crítico, se ha develado un secreto a voces, uno que por años no quisimos ver, en este contexto nauseabundo y vergonzoso, no podemos conformarnos con una verdad a medias, si queremos criticar las decisiones judiciales por que son cuestionables hagámoslo responsablemente, si estamos hartos de la corrupción denunciemos sin temor, si somos testigos de una inconducta quejemos a su autor, pero no seamos cómplices “del tonto del pueblo que se cree portador de la verdad”.

Mi madre suele repetir una frase: “la gente habla porque tiene boca”, contextualizándola diría que la “gente escribe un post porque tiene internet”. Así de simple.

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