"TALES, TRACIA Y EL POSO"


Los modelos jurídicos circulan por el mundo por dos motivos, principalmente, por imitación o por imposición. Así no es raro que los sistemas jurídicos nacionales evolucionen por medio del trasplante legal.

Nuestro país, no es ajeno a este fenómeno, por ello no es raro que las leyes nacionales se construyan a partir de la imitación. Este modus operandi, que no es desdeñable, se ve oscurecido cuando en el trayecto lo importando sufre graves distorsiones.

Justamente, en la búsqueda de poder entender lo que aporta al estudio de nuestra legislaciones la noción de trasplante legal, me tope con un libro muy interesante de Claus-Wilhem Canaris, la “Función, estructura y falsación de las teorías jurídicas”, libro que fue traducido a nuestro idioma por Daniela Brückner y José Luis de Castro, para la Editorial CIVITAS. Este pequeño libro, lo digo por el número de páginas, encontré el extracto que comparto con ustedes, espero que les invite a pensar así como lo hizo conmigo. 

«El desdén hacia las teorías a la manera del «tópico», cuando no la hostilidad antidogmática, malogra, por consiguiente, tanto la contribución de la teoría como las tareas de la práctica. Se comprende que al entendimiento común pueda la teoría parecer incomprensible, esotérica, y hasta jocosa. 

Platón ha hecho inmortal, en el «Teeteto», la risa de la criada Tracia burlándose de Tales, que (según cuentan) contemplando las estrellas se cayó a un pozo, y Hans Blumenberg ha elegido esta risa como título y leitmotiv de una «prehistoria de la teoría». 

No obstante, según una anécdota relatada por Aristóteles, Tales supo aprovechar muy bien en la práctica sus capacidades teóricas, pues, fundándose en sus conocimientos astronómicos, previo una favorable cosecha de olivas, alquiló a tiempo todas las prensas de aceite y obtuvo una elevada ganancia.

La especial gracia de esto estriba en que, en realidad, Tales no se había caído al pozo, sino que había descendido voluntariamente al mismo, al objeto de utilizar la superficie del agua para observaciones astronómicas. 

Este es el signo del auténtico teórico o, como nosotros los juristas acostumbramos a decir, del dogmático: él está por buenas razones dentro de su pozo y no se deja confundir por la incomprensión y la burla de vulgares criadas».

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